Y verán todos los pueblos de la tierra que el 
nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán. 
Deuteronomio 28: 10.   

Si el nombre del Señor es sobre nosotros; entonces no tenemos ninguna razón para estar temerosos de ellos Esto daría muestras de un espíritu indigno, y sería una señal de incredulidad antes que de fé. Dios puede hacernos tan semejantes a Él, que los hombres se verán obligados a reconocer que nosotros llevamos Su nombre justamente, y que en realidad pertenecemos al Santo Dios de Israel; Jehová de los Ejercitos. 

Que bueno que obtengamos esta gracia; la que el Señor espera otorgar a todos los hombres. Tengan la seguridad de que los hombres impíos sienten temor de los verdaderos santos, los que han sido santificados por su sangre.  

Les odian, pero también les temen. Amán tembló por causa de Mardoquéo, aun cuando buscaba la destrucción de aquel buen hombre. De hecho, el odio de ellos surge a menudo del temor que no confiesan por ser demasiado arrogantes. Sigamos por la senda de la verdad y de la rectitud sin el menor estremecimiento o miedo a NADA.

El miedo no es para nosotros, sino para quienes hacen el mal y pelean contra el Señor de los ejércitos. Si en verdad el nombre del Eterno Dios es invocado sobre nosotros, estaremos seguros; pues, al igual que antes, cuando un romano sólo tenía que decir (soy romano), y de ese modo podía reclamar la protección de todas las legiones del vasto imperio (Roma), así, cada individuo que sea un hombre de Dios Hoy, tiene a la omnipotencia como su guardián, y Dios primero dejaría al cielo sin ángeles y solo; que a un santo sin defensa. 

Sean más valerosos que leones en cuanto a lo que es recto, pues Dios está con Nosotros.